Luis Ramírez fue uno de los grandes físicos de la lucha mexicana en los 50, como El Gladiador retó a El Santo y poco después fue asesinado

Este viernes se cumplen 65 años de una noticia que conmocionó a la incipiente lucha libre mexicana. Luis Ramírez Romero, un fisicoculturista, que aprovechó su físico imponente para incursionar en el pancracio, como El Gladiador, murió asesinado en una cantina de la ciudad de Guadalajara Jalisco, en extrañas circunstancias.

Se trata de un personaje distintivo de la lucha de los años 50. El Gladiador destacó por su gran trabajo físico, combinado con una buena base como luchador y un carisma sobre el ensogado. Con ello, fue capaz de retar al más grande de la época, El Santo y, pese a perder su máscara, continuó su carrera durante varios años, hasta que fue derrotado por el alcohol, que indirectamente provocó su trágica muerte, unos pocos años después.

¿Quién fue El Gladiador? ¿Y qué pasó con su efímera y dramática carrera como luchador?

Un éxito vertiginoso

En su juventud se formó como levantador de pesas y culturista, para participar de manera recurrente en el concurso de Mr. México de principios de la década de 1950. Se formó como luchador bajo la tutela de Enrique Ugartechea y debutó con el nombre de El Leñador y comenzó su carrera como luchador con el empresario Jack O ‘Brien, quien entró en quiebra

Entonces Salvador Lutteroth, propietario de la Empresa Mexicana de Lucha Libre (EMLL, actual CMLL), la más poderosa del país, propuso a Luis Ramírez convertirse en El Gladiador, porque tenía conocimientos en deportes olímpicos: lanzamientos de jabalina y disco, así como lucha olímpica y fisicoculturismo.

Era un buen luchador, aunque no tenía un gran talento para convertirse en figura, sin embargo, la empresa lo empujó para convertirse en figura por su carisma y su presencia física, para que pudiera ser antagonista de las grandes figuras, como El Santo. Subía al ring vestido como un gladiador romano. Originalmente, aparecía en dupla con el Cavernario Galindo, para formar una de las parejas más temibles de la empresa. Sin embargo, al poco tiempo iniciaron una rivalidad.

Luchando solo, logró convertirse en uno de los rudos estelares de las funciones de la Arena México, porque acumuló una importante racha de varios meses, invicto. Esto despertó el interés de El Santo para enfrentarlo en diferentes ocasiones, en una pugna por quién era el mejor luchador de la bajara mexicana.

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Primero El Gladiador venció un mano a mano el 23 de agosto de 1955 y se prolongó por 13 meses hasta una lucha de máscaras el 21 de septiembre de 1956, para celebrar el aniversario de la instauración de la lucha libre en México.

La función realizada en la Arena México terminó en victoria para el plateado y esa misma noche ocurrió una de varias circunstancias extrañas alrededor de la vida de Luis Ramírez. Se dice que al final de la función, unos policías que acudieron como aficionados, lo confundieron con un delincuente peligroso y lo arrestaron por unas horas. El empresario tuvo que acudir a la policía para exonerarlo.

Aunque no existen registros, se dice que ambos gladiadores continuaron enfrentándose y nuevamente El Santo venció al Gladiador, ahora en máscara vs cabellera.

La tragedia tras perder su máscara ante la televisión

Más que un problema de aceptación con el público, cuando El Gladiador reveló su identidad empezó a tener problemas en su vida personal. Las luchas comenzaban a transmitirse en televisión y la gente comenzó a invitarlo a departir y comenzó una etapa de excesos con el alcohol, que se combinaron con problemas para controlar su temperamento.

El problema se extendió también a su labor sobre el ring. Un ejemplo fue una función en la Arena Coliseo, acompañado por el Cavernario Galindo para enfrentar a Sugi Sito y Huroki Sito. Se dice que estaba tan borracho que atacó al Cavernario y se armó la bronca. El Gladiador, fuera de sí golpeó al comisionado de la función, Demetrio Ballardo, quien le otorgó una suspensión “vitalicia” para luchar en la Ciudad de México.

Su fama le permitió recibir contrataciones en otras plazas del país, quienes respetaban su prestigio y querían admirar su físico.

Pudo volver a la capital del país el 17 de septiembre de 1959 contra “Caballero” Tony López en una función independiente, como una función a beneficencia. Después de la función, recibió autorización para volver y recuperó su puesto en la EMLL, donde incluso luchó como pareja de El Santo. Sin embargo, en este periodo no volvió a desarrollar una rivalidad de alto perfil.

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Un presunto lío de faldas y una extraña muerte

De hecho, saliendo de una función en la Arena México, acudió a cenar con su compañero Tomás Riande a un importante café de la Ciudad de México. En el lugar, un hombre armado se acercó a ellos y disparó contra El Gladiador, pero su colega se interpuso y le salvó la vida, pero Riande murió a causa de las heridas. Este acontecimiento marcó a Luis Romero para alejarse definitivamente del alcohol.

Lamentablemente, semanas después, del 3 de diciembre de 1965 en la ciudad de Guadalajara, ocurrió la tragedia que terminó su vida prematuramente.

Los reportes de la época señalan que El Gladiador salió a cenar en un restaurante cerca del hotel donde se hospedó, donde sería acompañado por su colega, Dick Angelo. Cerca de su mesa había un militar borracho rodeado por mujeres. El luchador se levantó al baño y en el camino, una de las mujeres lo reconoció y le solicitó un autógrafo. El militar tuvo un ataque de celos, pero El Gladiador lo ignoró y continuó su camino.

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El Gladiador asesinato

Al salir, el presunto agraviado lo amenazó con una pistola y comenzaron a forcejear. Entonces el militar disparó en cuatro ocasiones contra el luchador, quien perdió la vida por la rápida pérdida de sangre que sufrió.

Sin embargo, también se dice que desde su adolescencia en los años 20 estuvo envuelto en diferentes escándalos en clubes nocturnos de la Ciudad de México, incluyendo a una mujer de cierta notoriedad social, que habría provocado su retiro de la Mr. México en 1955, permitiendo su llegada a la lucha libre.

Luis Romero yace en el panteón español, en medio de un cortejo formado por sus compañeros y aficionados que lo admiraban.

El Gladiador no dejó herederos de su personaje. En los años 80, la EMLL intentó revivir el personaje, pero lo otorgó a Arturo Beristáin, quien luchó como El Hijo del Gladiador. Sin embargo, su rendimiento fue muy regular y perdió importancia en la baraja.

Beristáin originalmente luchó como el Talismán, pero perdió la máscara ante Atlantis a mediados de los años 80 e intentaba revivir su carrera. Sin embargo, ni Beristáin ni el Hijo del Gladiador tuvieron éxito y el personaje quedó en desuso, dejando de largo la intensa carrera de Luis Romero.