Para este año el tope salarial se estimó en 198 millones. Sin pandemia, el del 2021 estaba estimado en 210 millones, pero por la pandemia, el presupuesto se calcula que será de 175 millones
La NFL ha sido una de las ligas deportivas que mejor se han adaptado a la nueva realidad mundial provocada por la pandemia de Covid-19. Pese a ello, los equipos han reportado infinidad de contagios en sus plantillas y la reprogramación de partidos ha costado pérdidas millonarias a las televisoras y a los equipos involucrados.
Además, los equipos prácticamente no han generado ingresos por entradas a los estadios. Esta situación ocasionó una nueva realidad financiera para una de las ligas deportivas que más dinero genera en todo el planeta, pues por primera vez en la historia, el tope salarial con que contarán el año próximo para armar sus plantillas, sufrirá una contracción.
La situación es compleja, pues el roster de un equipo de futbol americano consta de 53 jugadores y año con año, las grandes figuras quieren cada vez más dinero por renovar sus contratos. Estos acuerdos absorben la mayor cantidad del presupuesto de cada equipo, por lo que las franquicias tienen dos opciones: reestructurar contratos de sus jugadores actuales o bien, dejarlos ir.
La mayoría de los huecos se llenan con el reclutamiento universitario, contratando agentes libres no reclutados o bien, firmando a veteranos sin equipo, con acuerdos convenientes: de bajo costo o de poca duración.
Las cifras del 2020
Para este año el tope salarial se estimó en 198 millones de dólares. Sin pandemia, el del 2021 estaba estimado en 210 millones, pero por las pérdidas que ha tenido la Liga en la presente temporada, el presupuesto se calcula que será de 175 millones, es decir, 12% menos que este año.
Aunque la reducción de dinero disponible para cada equipo, en realidad será de 35 millones de dólares. Es decir, 17% menos recursos de lo que hubieran podido disponer en condiciones normales.
La cifra definitiva será revelada hasta el fin de la temporada 2020, en febrero de 2021, ya que básicamente se determina con el corte final de los ingresos de la liga, una vez que termine la temporada.
Esto es: si hay ganancia, la Liga y el sindicato de Jugadores acuerdan un aumento, pero si hay pérdidas los dueños de los equipos propondrán una reducción, que el sindicato debe aceptar.
El panorama más pesimista es de una reducción de hasta 80 millones, es decir, el tope sería de solo 118 millones, equivalentes al límite establecido en 2009, cuando se disponía de 123 millones.
Pese a que las mayores fuentes de ingreso provienen de los contratos televisivos, la asistencia de fanáticos también representan una parte considerable por conceptos como: los boletos vendidos, estacionamientos en los estadios, concesiones y venta de mercancía, cuyas ganancias entran en el cálculo del tope salarial.
Asistencia a los estadios
Hasta el 2020, la NFL es la liga con mayor asistencia por partido del mundo. En la temporada 2019 el promedio de entradas fue de 66 mil 563 asistentes por partido, con un total de 17 millones 40 mil personas, según Pro Football Reference. Esto generó 6 mil 800 millones de dólares que equivalieron al 40% de los 17 mil millones de dólares que generó hace un año la liga, de acuerdo con Forbes.
En promedio, cada equipo ganó 212.5 millones de dólares por asistencia a sus estadios, equivalentes al 10% del presupuesto de los Cincinnati Bengals, la franquicia con menor valor, que es de 2 mil 120 millones de dólares.
Esta suma también equivale al 42.9% de los 495.6 millones de ingreso promedio de cada equipo, según Sportico.
Con asistencias reducidas para este 2020, la Liga contrajo una deuda de 3 mil 200 millones de dólares, de los cuales 2 mil 700 se utilizaron para las deudas previas de sus franquicias y se les amplió el margen para contratar deuda de 350 a 500 millones de dólares, de acuerdo con la calificadora Fitch Ratings. La Liga tiene una deuda de alrededor de 10 mil millones de dólares, que equivalen al 58.8% de los ingresos de 2019 y el 10.1% del valor de cada equipo.
Figuras en riesgo
Para complicar las cosas, existen algunos casos particularmente delicados de figuras de franquicias cuyos contratos vecen al final de esta temporada y obligarán a los equipos a hacer magia con sus presupuestos para mantenerse competitivos en el campo.
El más distintivo de estos casos es el del quarterback de los Cowboys de Dallas, Dak Prescott, quien jugaba con la etiqueta de jugador franquicia que concluye al final de esta temporada. Además, la situación está complicada, debido a que su temporada concluyó prematuramente por una fractura en el tobillo en octubre.
Las negociaciones entre ambas partes se complicaron desde la temporada baja del 2020y por las circunstancias actuales podrían ser todavía más difíciles. Mientras tanto, la familia Jones, propietaria del equipo, aseguró que firmará al jugador a como dé lugar.
Una opción es negociar una cantidad más baja a la que ambas partes negociaban para este año, de 35 millones anuales (la etiqueta de franquicia se estableció para este año en 31 millones 400 mil dólares).
Los Cowboys también podrían extender la etiqueta por otro año, pero esta sería de 37 millones 680 mil dólares, pero esta opción no es viable porque esta modalidad impacta completamente en el tope salarial. Mientras que un contrato multianual les permitiría prorratear una parte del dinero a las siguientes temporadas.
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Otro caso interesante es el del esquinero estelar de los 49ers de San Francisco, Richard Sherman, quien adelantó que es difícil que vuelva con los gambusinos para el 2021. Su contrato actual es de 14 millones de dólares y fue uno de los bastiones del equipo que jugó el Super Bowl en 2019.
Pero este año, ha tenido problemas de lesiones toda la temporada: se lastimó una pantorrilla en la Semana 1 y se perdió los siguientes nueve encuentros.
El principal problema de los Niners es que unos 40 jugadores de la actual plantilla terminarán su contrato en enero. Entre ellos están su tackle estelar Trent Williams y el linebacker Fred Warner, lo que complicaría que Sherman pudiera recibir una propuesta atractiva.
“Si ocurre un milagro, entonces seguro habrá una posibilidad”, dijo Sherman. El equipo solo dispondrá de unos 30 millones o menos para firmar a sus agentes libres. El contrato de Williams costará alrededor de 20 millones y el de Warner se calcula en 18 millones más. “Todos los que conocen la situación lo entienden”, lamentó.