Al analizar seis temporadas, entre 2014 y 2020, encontramos que el campeón no se definiría antes de las últimas dos jornadas en formato de torneos largos
Esta no es una descripción de quién ganaría si el campeonato mexicano fueran torneos cortos o quién sería el campeón. No. Este artículo pretende mostrar lo competitivo que puede ser la Liga MX si existieran los torneos largos.
Para este ejercicio se contabilizaron de las temporadas 2014-15 a la 2019-20. Y allí aparecen algunos datos relevantes no solo por el tema de competitividad, sino de emoción que es quizás una de las premisas que defienden las autoridades del futbol mexicano con un sistema de dos Liguillas.
Si tomamos en cuenta las últimas seis campañas (al estilo europeo) la data da los siguientes datos:
– Cuatro de estos torneos quedarían empatados en el primer lugar tras todas las fechas regulares
– Durante una liga, la diferencia entre el campeón y subcampeón es de solo un punto
– Y solo un torneo la diferencia de unidades entre el primero y segundo lugar serían nueve puntos, el campeón se coronaría unos cuatro partidos antes de terminar
Probablemente uno de los puntos importantes no es solo la diferencia entre el uno y dos de la Liga, sino cuál es la distancia de puntos o distancia que tienen más allá del ‘subcampeón’. Por ejemplo, durante las seis temporadas analizadas podemos ver que entre el uno y el tres de la clasificación hay entre uno y hasta seis puntos de diferencia. Es decir el campeón no se definiría antes de las últimas dos jornadas.
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Francisco San José, catedrático de la Universidad Anáhuac y especialista en marketing deportivo, comenta que los torneos largos tienen la posibilidad de trabajar sus activos a largo plazo, además de que permite modificar o crear otro tipo de formatos para algunas otras competencias como la Copa MX. “Imagínate que puedes incentivar la economía local si un equipo popular va a una plaza de Liga Premier, sería un impulso para la industria a todos los niveles”.
Liga MX formato torneos largos
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VAR Deportivo recolectó análisis que han realizado especialistas sobre futbol, táctica y competitividad en el futbol como: La Pizarra del DT, Coaches Voices, datos de Who Scored que dan algunas lecciones sobre los beneficios de los torneos largos:
– Capacidad de mantener un proyecto y estilo de juego que trascienda en el tiempo en los clubes
– La posibilidad de darle minutos a sus canteras y esto trae como consecuencia darle juego a sus inversiones que supone un jugador con el que han trabajado desde que tenía 13-15 años
– La estabilidad de los equipos permite también una mejor planeación financiera, menos despidos y como consecuencia menos indemnizaciones, menos contratos de corto plazo por cantidades de dinero más altas
– Opciones de venta de bonos para toda una temporada, que independientemente de cómo vaya el club tras un torneo, permita a las instituciones asegurar cierta cantidad de dinero
– La posibilidad de estar en sintonía con los torneos europeos que son los que mueven la industria e invierten en jugadores
Hace algunos años Ignacio Ambriz, entrenador de León y el más reciente campeón del futbol mexicano, se mostró a favor de los torneos largos:
“Mira, qué ganas tú como entrenador, a lo mejor que hay cierto margen de que a la jornada 10 puedas cuidar más tu trabajo, con los cortos en la tres o cuatro ya te andan buscando relevo y esa es una de las ventajas, la planificación es diferente, después de 38 jornadas, echarte una Liguilla, tiene pros y contras”, comentó.
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“Bajo ningún motivo (volver a torneos largos). En la última encuesta que tiene la Liga MX, el 78% de los aficionados están muy contentos y así seguiremos”, dijo el ex presidente de la Liga MX Enrique Bonilla en 2016. El tema no pasa por el ‘gusto’ de los aficionados, sino además por lo que significan los millones que generan las Liguillas.
Mikel Arriola -actual presidente- está a favor formato de competencia vigente de acuerdo con una entrevista publicada hace unas semanas por la revista Forbes México.
¿La taquilla da la espalda al formato corto?
Si consideramos el año calendario (enero-diciembre) y solo la temporada regular, en 2015 la asistencia a la Liga MX fue de 8.6 millones de personas, para 2019 fueron 7.2, es decir, que en un quinquenio perdieron 1.4 millones de asistentes y claro, eso significa millones de pesos. Hay que considerar que el Clausura 2020 fue cancelado y el Apertura 2020 muy pocos juegos fueron a puerta abierta para considerarlos en esta ecuación.
Si tomamos en cuenta un precio promedio de boleto en unos 500 pesos, las pérdidas suman 700 millones de pesos en boletos, sin contar el consumo al interior y esa cifra puede crecer entre 2.5 y hasta 3 veces.
Durante el Clausura 2020, el promedio de asistencia a los estadios hasta antes del parón por el coronavirus era de 21 mil 836 personas. Si se hubiera reanudado la Liga donde se quedó y se mantuviera la cifra para lo que fue el Guardianes 2020 hubieran acudido unas 6.8 millones de personas, siendo la cifra más baja desde hace seis años.
Y hay otro factor, como los torneos regulares son de paso, es lógico que todo el interés esté en la fase final y ahí es cuando los aficionados se hacen presentes en los estadios. La pregunta es ¿para qué ir a un partido de temporada regular si no es trascendente?
La última ocasión que el futbol mexicano tuvo un torneo largo fue en la campaña 95-96, es decir, hace 25 años.