Generalmente la carrera de un jugador de fútbol profesional comienza desde adolescente, los primeros pasos son con 17 o 18 años, pero hay cracks que demostraron lo contrario: debutaron con más de 23 años en la primera división de alguna liga importante y los estadios alzaron su nombre hasta lo más alto.

La Serie A vio nacer a un distinto a los 24 años de edad, ese fue Antonio Di Natale, quien comenzó su carrera futbolística en las categorías inferiores del Empoli. No todo iba bien, ya que no se sentía a gusto con el equipo y fue cedido a préstamo a varios equipos: Boca Pietri Carpi, Varese y Viareggio. Estos clubes estaban en desarrollo, como la carrera del Toto. El esfuerzo diario y la constancia lo llevó a cumplir su sueño de estar en el primer equipo de algún club de su país, ese fue el Empoli, que volvió mucho más maduro y con el objetivo bien claro: mostrarse al mundo como un triunfador.

No todo fue color de rosa en esa segunda vuelta al conjunto de la región de Toscana, ya que perdió la categoría. Decidido, Antonio buscó nuevos horizontes.

Fue contratado por el Udinese en el año 2004 y su nombre empezó a estar en todos los periódicos. Esa temporada anotó 11 goles y demostró su calidad, tanto para definir como para generar juego. Actuando de mediapunta, el italiano anotó el 54% de los goles totales de aquel equipo. Con la confianza que le brindaban en el plantel, fue afianzándose hasta llegar a la temporada 2009/2010 en la que se convirtió en el Capocannoniere de la liga con 29 anotaciones. Hoy por hoy, Di Natale es el máximo goleador de la historia de la institución con 201 goles y 395 partidos jugados. Una historia de amor que terminó en el año 2016.

Siguiendo con el panorama italiano, Luca Toni, experto adentro del área, la tuvo que pelear desde el año 1994 cuando debutó con el equipo de su provincia: Modena FC, donde estuvo dos temporadas en la que jugó 32 partidos y mojó 8 veces. Dos años después tuvo un paso muy fugaz por el Empoli donde marcó un gol, algo muy pobre para su capacidad goleadora.

Aquella mala temporada lo llevó a bajar de categoría: la C de Italia lo esperaba. Fiorenzuola y Lodigiani fueron sus clubes para tomar emujón y convertirse en lo que fue. Algo así como “hacer un paso para atrás para lograr dos para adelante”.

En el 2000 regresó a la Serie B con el Treviso y anotó 16 veces en 39 partidos. El Vicenza, luego el Brescia, lo compraron y le fue bien, hasta que llegó el club que lo marcó. En el Palermo se dio a conocer y pudo llegar a la famosa Serie A. Jugó 83 partidos y anotó 51 goles
“La Fiore” se hizo del pase del jugador tras poner sobre la mesa 15M de euros según Transfermarkt. Su famoso festejo, demostrando que estaba loco, lo realizó 31 veces, ganó la Bota de Oro al goleador de las ligas europeas y salió goleador de la liga, y, además, fue clave para clasificar a su equipo a la Champions League.

Sin pensarlo dos veces, el Bayern Múnich puso la que había que poner y lo compró para buscar la orejona. Mojó 10 veces en esa competencia, pero no pudo ganarla. Con Los Bávaros Ganó la Bundesliga, la Copa de la Liga y la Copa de Alemania. Su carrera ya era importante: lo compró la Roma, después el Génoa, la Juve, y se fue apagando cuando decidió irse a Emiratos Árabes Unidos. Volvió al viola y culminó su carrera en el Hellas Verona en el 2016. 308 goles, más participación con su selección (y ganador de un mundial) en una carrera que empezó de abajo, pero se dio vuelta la tortilla.

Un marfileño se mudó a Francia para cumplir su sueño, pero le costó y mucho. Ese fue Didier Drogba. Hizo su debut profesional a los 18 años en la Ligue 2 con el Le Mans. Los goles eran moneda corriente para el africano y ya era buscado por equipos de la primera del país. Firmó contrato profesional a los 21 años con el Guingamp de la Ligue 1, pero no jugó hasta los 24. En su primera temporada anotó 17 goles en 34 participaciones, algo bastante bueno para un joven inexperto. Su país de nacimiento lo llamó, le aseguró un lugar para mostrarse y Didi aceptó. Francia no se dio cuenta del 9 que se perdía…

El Olympique de Marsella en el 2003 lo compró por 6M de euros. Tito pagó con goles, 19 que no son pocos, y demostró al mundo para lo que estaba. Llegó su primer final del máximo torneo de Europa, pero no pudo levantarla. Lejos de tirar la toalla, Drogba lo siguió intentando y aceptó mudarse a Londres. Más adelante se daría cuenta que fue la decisión más acertada de su vida…

Se convirtió en ídolo del equipo que hace de local en Stamford Bridge. Ganó muchas competencias y trofeos: Premier League, el bicampeonato con el Chelsea en la temporada 2005/2006, haber sido elegido como el mejor jugador africano, ser el capitán indiscutido de su país, FA Cup´s, haber disputado 3 mundiales y el premio más grande: darle una orejona a Los Blues tras haber sido decisivo al anotar el gol del empate en el tiempo reglamentario y al anotar el definitivo en la tanda de penales. Una carrera gloriosa que arrancó con 24 “pirulos”.

Por último, el caso más actual: Jamie Vardy. Cuando tenía 16 años fue liberado del Sheffield Wednesday y no le quedó otra que buscarse equipo, ese fue el Stocksbridge, del que fue el delantero más destacado a lo largo de siete temporadas. Jamie estaba para cosas mejores, pero no había encontrado su lugar todavía. En aquella época su salario no superaba las 30 libras semanales y debía compaginar el deporte con un empleo como técnico en una fábrica de férulas. Todo era amateur, se ganaba la vida como podía.

A comienzos del 2011 fue contratado a cambio de 15mil libras por el Halifax Town donde marcó 29 goles en 41 partidos y consiguió el ascenso. En el 2012 se fue al Fleetwood Town, equipos que no estaban ni siquiera en las 5 ligas más importantes de Inglaterra. Hizo 31 goles en 36 partidos, vitales en el ascenso logrado a la League Two. Básicamente, los pasaba por arriba a todos. Vardy era una máquina, pero ningún equipo se había dado cuenta, hasta que un ojeador del Leicester lo nombró para el club y la negociación fue rápida.

Sin ritmo de grandes ligas, Jamie tuvo que pelearla y adaptarse para triunfar en el profesionalismo, lo que tanto soñó. El primero año hizo solo 4 goles en más de 20 partidos y todos dudaban de su nivel, menos él y Ranieri, el entrenador del equipo que asumió en 2016. Vardy acabó la temporada con 24 tantos, siendo el principal baluarte del barato pero gran equipo del DT italiano. Ganó el premio al mejor jugador de la Premier League, pero, sin dudas, logró su mayor objetivo: debutar con la Selección de Inglaterra. Vardy la peleó muy desde abajo y demostró que tarda en llegar, pero al final hay recompensa.