Este mes de diciembre Call of Duty: Warzone pasó por uno de los momentos más importantes de su reciente historia, la llegada de RICOCHET, su sistema anti-cheat, está siendo todo un éxito y los tramposos no pueden ni respirar, el juego no les está dando la más mínima oportunidad.
Este pasado 21 de diciembre llegó la primera gran ola de baneos en Warzone, y esta no pudo haber sido más contundente. Un total de 48 mil cuentas de tramposos fueron baneadas tanto en el popular battle royale como en Vanguard, la última entrega de la saga tradicional.
RICOCHET está logrando que los hackers y tramposos estén desesperados. El software está demostrando saber estar a la altura, pero no puede confiarse, en cualquier momento puede haber una brecha de seguridad y romperse por completo esta situación idílica. Por ahora, decenas de miles ya están fuera.
Warzone y Ricochet ya no se andan con tonterías
Durante mucho tiempo Call of Duty: Warzone tuvo un gran problema, uno que no parecía tener solución y terminaba provocando que muchos usuarios abandonasen el juego. Los hackers o tramposos campaban a sus anchas por Verdansk, pero la llegada de Caldera en Pacific ha venido de la mano con Ricochet, y este nuevo sistema anti-cheat está destruyendo a los tramposos como si no hubiese un mañana.
Desde creadores de contenido al usuario más habitual, nadie podía aguantar la cantidad de tramposos por metro cuadrado que existían en Warzone, pero eso a día de hoy ha dejado de ser un problema. Es cuestión de tiempo que parte de esos usuarios vuelvan al juego, y ahora se den cuenta de que en un entorno mucho más amigable pueden volver a disfrutar.
¿El objetivo actual? Continuar así, no mostrar ni una grieta y llevar a la máxima desesperación a este tipo de jugadores, si es que se les puede llamar así, que solo piensan en hacer trampas.