La WWE es, hoy por hoy, la empresa más grande de wrestling en el mundo. Vince McMahon ha llevado el deporte espectáculo a un nivel muy alto pero no con tener contento a todos sus aficionados.
Un negocio que nació en 1942 y que no se quedó solo en la lucha libre. En WWE también hay un sello discográfico, un canal de streaming, entre otras cosas.
Dentro de la gran ‘W’ hubo diversas eras que significan mucho para los máximos aficionados como la Attitude o la Ruthless Agression. No obstante, dicho éxito no se ha podido replicar según el mismo ‘Universo WWE’ que siente que ‘ya no es lo mismo’.
Si bien la opinión es dividida, los números no dejaban de crecer. En 2016, tras la venta de UFC por 4 mil millones de dólares, la compañía de servicios financieros Wells Fargo hizo una evaluación de la empresa de Vince McMahon y la tasó en 3 mil 400 millones.
Según la misma hoja de balance general de la empresa, desde 2018 tiene ingresos superiores a los 900 millones de dólares. Incluso actualmente, investing.com reporta que tienen ingresos que superan los mil millones de dólares.
Viven las consecuencias en la bolsa y en el rating
Ahora, el mismo debate sobre el producto que, semana a semana, ofrece la empresa, ha afectado en sus acciones y más si le sumamos el factor Covid-19. A mediados del 2018, una acción de la compañía estaba valorizada en poco más de 96 dólares y fue cayendo hasta cerrar el 2020 en 48.8 dólares.
La pandemia sólo empeoró la situación, pues las acciones se llegaron a cotizar hasta en 33.93 dólares en marzo del año pasado. Hasta el momento no han podido superar la barrera de los 50 dólares desde diciembre del 2019.
Los ratings son otra situación grave en la empresa, pues se han desplomado con el pasar de los años. Al inicio del milenio, uno de sus shows semanales, Raw, registraba más de 5 millones de espectadores, incluso llegó a alcanzar los 7.4 millones.
Ahora, el récord negativo sigue siendo superado. Apenas a mediados de diciembre registraron su peor puntaje histórico con apenas 1.5 millones de televidentes. Ni el hecho de tener a gran parte de la población ‘en casa’ ha ayudado a elevar los números.
Muchos adjudican esta pérdida de audiencia al cambio que tuvo la empresa al volverse apta para el público menor a 14 años. Por lo tanto, una de las estrategias es apelar a la nostalgia de los aficionados más leales como en la noche de leyendas de Raw, pero no ha funcionado como se espera.
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