Gerd Müller fue un delantero de época en la Alemania de los años 70. Su elección de jugar con el Bayern Munich cambió la historia del futbol
Este domingo el futbol mundial se vistió de luto con la muerte de uno de los más grandes goleadores de todos los tiempos y una de las máximas figuras del Bayern Munich, Gerd Müller multicampeón con el equipo bávaro y durante tres décadas, máximo goleador de los Mundiales.
“Hoy, el mundo del FC Bayern se detiene. El gran campeón alemán y todos sus aficionados están consternados por la pérdida de Gerd Müller, fallecido en la madrugada del domingo a la edad de 75 años”, confirmó el Bayern en un comunicado. Sus dirigentes y conocidos reconocieron que Müller fue el mejor delantero de la historia y una personalidad del futbol mundial.
Su camino al éxito no fue fácil. Incluso aun se subestima su grandeza y, ante la falta de reconocimiento, triunfó en el futbol profesional y tomó una decisión profesional al inicio de su carrera, que cambió la historia del futbol mundial.
Hombre de pocas palabras. Lanzaba declaraciones polémicas, como calificar de “ridículo” el premio que recibieron por ganar el Mundial de 1974. O bien, cuando dijo que: “Las mujeres debían estar detrás de las ollas”, cuando le preguntaron sobre el futbol femenil. “Gol es gol cuando cruza la línea”, respondía cuando criticaban su falta de técnica.
Pero también tenía sus momentos. Cuando Miroslav Klose igualó su marca de 68 goles con la selección de Alemania, le mandó un mensaje: “Me alegro mucho que hayas sido tú, pero recuerdo que yo necesité un par de partidos menos.”
El “Torpedo alemán” rompió todos los récords del Bayern Munich hasta convertirse en un histórico del club, aunque a él le hubiera gustado jugar en el pequeño club de su ciudad natal.
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El “levantador de pesas”
Müller no cumplía con el prototipo de futbolista alemán. Medía 1.75 y pesaba 88 kilos. Al ver los videos de sus partidos, no se destacaba como el más técnico ni el más rápido. Pero su potencia y olfato goleador lo llevaron al siguiente nivel.
“Lo hacía todo bien, y lo más importante, es que metía goles”, describió Franz Beckenbauer, compañero suyo en el Bayern Munich y la Selección de Alemania. “Si jugara hoy, estaría a la par de Messi”, agregó.
Sabía moverse en el área, proteger el balón, descargar y darse la vuelta antes que le llegara la marca. En las distancias cortas era rápido. Su centro de gravedad bajo y la potencia de sus piernas le ayudaban a anticiparse. Atacaba el balón, no lo esperaba. Parecía levantador de pesas, no jugador de futbol. Medía 1.75 y pesaba 88 kilos.
Gerd Müller nació en Nördlingen, Bavaria, en 1945. En un con el país devastado por la Segunda Guerra Mundial. Su hermano le consiguió sus primeros zapatos de futbol, con los ahorros obtenidos por trabajar en una fábrica. Inició en las calles hasta 1958, cuando pasó al modesto TSV Nördlingen. Tenía 12 años. Por su desempeño en la juvenil A ingresó al equipo juvenil de la Asociación Bávara de Futbol en 1962-63.
Entonces tomó una decisión que cambió la historia del futbol y permitió el surgimiento de uno de los mejores equipos del mundo, que apenas figuraba: el Bayern. Para ello, tuvo que optar por el 1860 Munich, considerado el equipo más potente de la ciudad en aquel tiempo. Eligió el Bayern porque pensó que allí tendría más oportunidades de jugar. En su ficha de jugador decía que había marcado 22 goles en la última temporada y que acumulaba 180 tantos.
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Al llegar a su nuevo equipo, su primer entrenador, el croata Zlatko Čajkovski, no le dio muchas esperanzas por sus condiciones físicas. Le apodó “Pequeño gordito” y se justificaba: “¿Cómo voy a poner un elefante entre mis purasangres?, ¿acaso nos dedicamos a la halterofilia?” Entonces Gerd bajó de 93 a 73 kilos y consiguió la titularidad que nunca perdió hasta su retiro.
Müller utilizó sus cualidades para convertirse en un goleador letal, que cambió al futbol alemán con su estilo sencillo: estar en el lugar exacto y marcar goles. “El área es mi reino”, decía.
En el Bayern jugó entre 1964 y 1979, para después migrar al incipiente futbol de EEUU, primero con el Fort Lauderdale Strikers de la NASL (1980-1981) al lado de su compatriota Bernd Hölzenbein. Marcó 40 goles en 80 partidos y llegó a la Final de la temporada 1981. Jugó su último año en el Smith Brothers Lounge Fort Lauderdale.
El “Bombardero de la Nación”
En la Bundesliga, marcó el récord de anotar 365 goles en 472 juegos, con una efectividad de 0.77 goles por partido. Se coronó campeón de goleo en siete ocasiones e impuso un récord de 40 goles en una temporada, que apenas superó Rober Lewandowski la temporada pasada. También marcó 85 goles en un año natural, algo que solo pudo superar Lionel Messi en 2012.
Con la “Mannschaft” anotó la impresionante cifra de 68 tantos en 62 partidos, con un promedio de 1.09 goles por partido. Mientras que en Mundiales marcó 14 goles (10 de ellos en México ‘70) para imponer otro récord que solo pudieron romper Ronaldo en 2006 (15) y Miroslav Klose (16) en 2014.
Su clímax como futbolista fue en México 70, donde llegó como suplente del veterano Uwe Seeler. Con el tiempo, compartieron alineación y habitación de hospedaje. Müller fue el goleador de aquella Copa con su decena de goles: uno contra Marruecos, hat tricks a Bulgaria y a Perú; uno a Inglaterra y dos a Italia en la prórroga del “Partido del Siglo”.
Tuvo otros goles relevantes en su carrera: dos en la Final de la Eurocopa de 1972 ante la URSS y otro en la Final de Alemania ’74 ante la “Naranja Mecánica” de Johan Cruyff.
En total, marcó 723 goles en 771 partidos oficiales. recibió el Balón de Oro de 1970, ganó tres Copas Europeas de campeones, cuatro Ligas, cuatro Copas y una Recopa con el Bayern. Con Selección se coronó Campeón del Mundo en 1974, tercer lugar en México ’70, Campeón de Europa en 1972. También ganó el Balón de Oro en 1970 y la Bota de Oro como el máximo goleador de Europa en 1970 (38 goles) y 1972 (40 goles).
También incursiono en la música y grabó varios sencillos, entre ellos: “Entonces hazlo boom” y “Cuando el cuero redondo gira”.
Un triste final para una leyenda
Pese a su letalidad en el área, Müller renunció a la Selección luego del título de 1974 y en 1979, todavía con talento en las piernas, dejó al “Gigante bávaro”, cuando la prensa llegó a decir que “era más lento que una cabina telefónica”.
Los últimos años de su carrera pasaron en EEUU y, al colgar los botines en 1982, aseguró estar preparado para alejarse de las canchas. Sin embargo, cometió errores con su dinero, fue estafado y cayó en el alcoholismo. El portero Sepp Maier contó que en un juego de veteranos Müller pidió su cambio y fue al vestidor, donde lo encontraron bebiendo.
El club bávaro lo rescató y ayudó a su rehabilitación en 1991. Se dice que el propio Gerd Müller tomó la decisión de dejar la bebida y pidió un espacio para trabajar con jóvenes, por lo que recibió un puesto en el cuerpo técnico del segundo equipo entre 1992 y 2014. Solía aconsejar a los jóvenes que entrenaba: “Siempre hay que saber dónde está la portería” y “que no te importe hacer un gol bonito, que te importe hacer el gol. Un gol es un gol”.
En ese tiempo comenzó a tener problemas de visión y de memoria. En el 2011, en un viaje por Italia, salió del hotel y se perdió por horas. Al ser hallado, pudo regresar a Alemania. Cuatro años después, se confirmó su diagnóstico de Alzheimer, que finalmente apagó su vida seis años después. Cada vez fue más difícil verlo en eventos públicos. Sin embargo, en alguno de sus momentos de lucidez, participaba en eventos del Bayern y de la Federación germana.
Sus últimos días los paso en un asilo, donde su esposa, Uschi Müller, lo visitaba a diario aunque ya no la reconocía.
“No come prácticamente nada, solo puede tragar. Está acostado en la cama casi las 24 horas del día. Rara vez tiene momentos de vigilia, es tan hermoso cuando abre los ojos, aunque solo sea por unos minutos. En un abrir y cerrar de ojos puede responder sí o no a las preguntas que le hacemos. A veces vemos la televisión juntos, incluso si él no entiende. Está durmiendo hacia la otra vida”, lamentó el pasado 3 de noviembre, en el cumpleaños 75 del “Torpedo”.
Uschi y Gerd se conocieron en un café cuando ella tenía 16 años y él 19. Se casaron en 1967. Hasta antes de la pandemia, fielmente, acudía a visitarlo todos los días. Incluso dice que pudo llevarlo a una heladería: “Pero desde la pandemia ya no pude visitarlo. No creo que sufra. Espero solo que no pueda reflexionar sobre su destino y sus condiciones actuales”.
Descanse en paz, el “Bombardero de la Nación”.