El 26 de junio del 2011, River Plate vivía el peor capítulo de su historia: firmó su descenso y jugaría, por primera vez, en segunda división. El club del barrio de Núñez, tras 3 campañas realmente pésimas, jugó la Promoción con Belgrano y el conjunto cordobés terminó triunfando.

Sin dudas, para La Banda y para todo el fútbol argentino, este fue uno de los sucesos más trágicos de todos. Uno de los dos clubes más grandes del país descendió tras muy malos resultados acumulados durante años y un papel importantísimo de la gran inoperancia política que hubo en el club.

El año 2007 para el club que viste de blanco y rojo fue muy malo. Diego Pablo Simeone, el director técnico del equipo que asumió después de esta mala campaña, estuvo apoyado por Daniel Passarella, ídolo de la institución. Aunque no todo salió como se esperaba: El 7 de noviembre, tras una suma de desastrosas actuaciones a lo largo de ese campeonato, y después de la eliminación de la Copa Sudamericana a manos de las Chivas de Guadalajara, Simeone anunció que el próximo sería su último partido al frente de River, que terminó empatado en 3 tantos con Huracán, tras ir perdiendo por 3-0; con esto, Simeone dejó al equipo en la última posición y con solo 9 puntos (1 victoria, 6 empates y 7 derrotas).

Gabriel Rodríguez asumió como interino, pero no supo levantar cabeza. En la fecha 19 enfrentaba a Estudiantes de La Plata en el estadio Ciudad de La Plata. El Millonario ganaba 1 a 0, y estaba quedando último Rosario Central, pero tras un gol de Mauro Boselli, el partido culminó en empate. River selló, hasta ese entonces, la peor imagen de toda su historia como club de fútbol. Quedó último en la tabla de posiciones y Boca, su clásico y eterno rival, para colmo, salió campeón.

Esta campaña afectaría fuertemente la permanencia del club en primera categoría para los próximos años. ¿Por qué? Los descensos del fútbol argentino se decidían con respecto al sistema de promedios, por el cual los clubes que bajan de categoría son los que quedan últimos en la clasificación del descenso; es decir, los que tienen un peor promedio de puntos obtenidos en las últimas tres temporadas (6 campeonatos). Esto es lo trágico: Seis campeonatos, seis…

Con Pipo Gorosito, en la temporada 2009, el equipo mejoró un poco y se colocó en el sexto lugar de los promedios. Todo empeoró después porque fue un año electoral en el que Daniel Passarella superó a Rodolfo D’Onofrio para llegar a la presidencia.

El club, futbolísticamente hablando, estaba devastado; pero los problemas no eran solo de la “pelotita”. Se encontraba con una deuda económica exorbitante, primas por patrocinadores cobradas por adelantado y un plantel con jugadores de poco renombre, los cuales a su vez tenían sus pases en propiedad de grupos empresarios.

River llegó al Clausura 2011 con un solo objetivo: no perder la categoría. Passarella tomó la decisión de ratificar a Juan José López como técnico del equipo dado a la confianza que éste se había ganado por parte de los directivos tras cerrar de buena manera el torneo anterior. No gustó para nada la decisión, pero el club se hallaba en una situación económica tan difícil que no tuvo otra que vender a Ariel Ortega y contratar a como único fichaje a Fabián Bordagaray previo al certamen nacional más importante de todos.

En la fecha 9, El Millonario estaba primero. Después, el equipo decayó. Derrota ante All Boys y Boca, empate ante San Lorenzo y Gimnasia exponían un poco el mal momento.

River culminó ese torneo en la posición 17 lo que lo condenaba a jugar la Promoción ante Belgrano. El primer partido fue en Córdoba el 22 de junio del 2011. El Pirata Cordobés ponía toda la carne en el asador para el partido de ida mientras que los dirigidos por López dejó en el banco de suplentes a Mariano Pavone y Jonatan Maidana, los dos más experimentados, y el 11 inicial fue completado por muchos juveniles.

El mediocampista César Mansanelli anotó a los 25 minutos del primer tiempo el 1 a 0 y el defensor central, Luciano Lollo, de cabeza, concretó el 2 a 0 a favor de los locales. Un grupo reducido de personas encapuchadas rompieron el alambrado e invadieron el terreno de juego, para increpar y agredir a sus jugadores provocando la detención del encuentro por un lapso de 20 minutos. Un acto bochornoso que fue muy criticado.

A las 15 se jugó la vuelta, 4 días después, el 26 de junio. Sergio Pezzotta fue el encargado de impartir justicia en el Estadio Monumental. Fue el árbitro de la Final de la Copa Libertadores de ese año, entre Santos y Peñarol. El partido se esperaba caliente. Todo el pueblo argentino estaba expectante para saber cuál sería el resultado final, y fue negativo para quien cerró la Promoción en su cancha.

Mariano Pavone anotó, a los 5 minutos del primer tiempo, el primer tanto para su equipo y por un momento, se imaginó que River daría vuelta la serie, pero no fue así. Con gol de Guillermo Farré, Belgrano empató y ascendió a Primera División. Pavone, autor del gol, también erró un penal.

Más tarde, hubo disturbios dentro y fuera del estadio, los cuales fueron protagonizados por la barra Millonaria quienes se enfrentaron con la policía y causaron serios destrozos en las instalaciones del club y locales aledaños. 89 personas quedaron heridas, de las cuales 35 fueron policías y otras 50 arrestadas. Al día siguiente, López renunció de su cargo como entrenador y luego asumió Matías Jesús Almeyda.

La gloria que River había alcanzado en sus años de historia la manchó con este penoso suceso.