Un 23 de junio, pero de 2012, River Plate resurgía en Primera División tras un año en la segunda categoría del fútbol argentino. De la mano de Fernando Cavenaghi, Chori Dominguez, David Trezeguet, Matías Jesús Almeyda, entre otros ídolos, pudieron volver a Primera División después de varios años de inoperancia política.

En una tarde a puro sol, el conjunto Millonario recibía a Almirante Brown en su cancha. El partido era fundamental, ya que, si el resultado era positivo para el local, se confirmaría la vuelta a la primera categoría. River también pensaba en lo que pasaba en otras canchas, pero estaba aún más pendiente de la suya. El Aurinegro no se la iba a hacer fácil. Necesitaba ganar también. El partido no era un simple trámite.

Daniel Vega; Luciano Vella, Jonatan Maidana, Leandro González Pirez, Ramiro Funes Mori; Ezequiel Cirigliano, Leonardo Ponzio, César Maestrico González; Alejandro Domínguez; David Trezeguet y Fernando Cavenaghi fueron los 11 titulares.

El primer tiempo fue una muy pobre versión de River. Matías Almeyda, un poco presionado porque su equipo no encontraba el gol, arriesgó y se la jugó con dos cambios en el entretiempo. Salieron el Maestrico Gonzalez, el crack venezolano que el ex volante central había pedido como refuerzo, y Cavenaghi. Si, sacó a Cavenaghi, el mayor ídolo que La Banda tenía.

Poco le gustó al goleador, pero tuvo que aceptarlo. Lucas Ocampos y Rogelio Funes Mori, dos joyitas del club, ingresaron. River estaba accediendo a un desempate contra Instituto, para definir el ascenso o la promoción. Los goles tempraneros de Quilmes le habían puesto más picante a la situación. Los de Almeyda estaban presionados, todos los estaban mirando. El Monumental no estaba completo en su totalidad por una medida de seguridad que le habían impuesto, pero en los sectores habilitados, si lo estaba.

El equipo Millonario necesitaba el empuje de la gente porque sabía que, si no ganaba, todo se complicaba. Ingresó a jugar la segunda parte del partido con un panorama complicado, y poco a poco se iba torneando desalentador. Un gol de los visitantes, uno de Central o de Instituto, su principal perseguidor en la tabla, lo mandaban a jugar la promoción.

Llegó la información que Desamparados de San Juan estaba arruinándole la fiesta a Central, que tenía esperanza en poder pelear el torneo de Ascenso. Anotó un gol ya en la segunda parte y para River, esto, era una gran noticia. Pero Almeyda les pedia que ataquen todo el tiempo para asegurar su vuelta a Primera. David Trezeguet, delantero campeón del mundo con Francia, había vuelto para hacer historia. El equipo recaía sobre él.

El Rey David había vuelto a su país de nacimiento para sacar adelante el club de sus mores y lo pudo terminar logrando. Anotó dos goles para que los vestidos de blanco puedan quedarse con esos valiosos 3 puntos.

El arbitraje en general del árbitro fue polémico, cometió muchos errores, pero el más grave fue de parte de un juez de línea. Ponzio trabó en el medio del campo y le quedó a Ramiro Funes Mori, defensor central surgido del club, que metió un pelotazo largo, que cabecea el delantero francés y la pelota lo encontró a Rogelio Funes Mori, recontra adelantado. Devolución muy buena para Trezeguet y este la mandó a guardar.

Ni Toia ni el juez de línea Fabio Quiroga lo sancionaron. Después, Trezeguet definió con clase y puso el 1-0 a los 4 minutos del segundo tiempo. Con la 7 en la espalda, con mente fría y pura clase, definió como los que saben. Luego, tras una asistencia de Rogelio Funes Mori, Trezeguet solo tuvo que empujarla y salir a festejar.

El campeón de la Primera B Nacional sacó 73 puntos tras 20 triunfos, 13 empates y cinco derrotas, con 66 goles a favor y 28 en contra. El Cervecero, que también terminó ascendiendo, sumó 72 unidades; Instituto jugó la Promoción con San Lorenzo, aunque la terminó perdiendo y Rosario Central, que terminó con 69 puntos en la B, empató sin goles contra San Martín de San Juan que se quedó por ventaja deportiva.

Al escuchar el pitazo final del árbitro del encuentro, Alejandro Toia, River celebró y volvió al lugar que quizás nunca debió haberse ido. La dirigencia, tras muy malas campañas anteriores, terminó hundiendo a un club con más de 110 años de historia.

La Banda dejó atrás el periodo más negro en su historia. El llanto que quedó memorizado como uno de los hechos más graves del club se convirtió en lágrimas de emoción por el regreso, o, quizás, de desahogo…