El Civic Arena, también conocido como El Iglu en Pittsburgh, Pensilvania, exudaba un aura inquietante, donde su interior tenuemente iluminado y su techo abovedado preparaban el escenario para una atmósfera escalofriante durante el King of the Ring de 1998. Hoy, a 25 años de una de las luchas más populares de la historia de la WWE recordamos la contienda que elevó a Mick Foley (Mankind) y a The Undertaker a planos de popularidad insospechados.

Dentro de este ambiente por demás inquietante inquietante, The Undertaker y Mankind se enfrentaron en una batalla salvaje, empujando los límites de la brutalidad y desafiando a la muerte misma.  Este encuentro, además es también recordado por sus múltiples momentos individuales.

En esa fatídica noche, Mick Foley sacrificó valientemente su cuerpo en busca del entretenimiento, grabando su nombre en los anales de la historia de la WWE como una de las superestrellas más resistentes y veneradas de todos los tiempos.  Independientemente de su ya ilustre carrera, todo cambió cuando fue arrojado desde lo alto de la celda infernal, atravesando el techo de la misma y, después, aterrizando de espaldas sobre una cama de tachuelas afiladas.

Con el paso de los años, este enfrentamiento se convirtió en una historia legendaria, marcada para siempre como un punto culminante en las carreras de ambos artistas, capturando la imaginación de los fanáticos hasta el día de hoy.

El enfrentamiento entre Undertaker y Mankind consolidó el estatus de Mick Foley como leyenda en el ámbito de la lucha libre profesional. La lucha llegó en un momento donde la WWE entraba a una diferente era y esta violencia marcaria el tono que seguiría la empresa de Vince McMahon en los años subsecuentes.

Proveniente de Long Island, Foley ascendió para convertirse en uno de los ‘performers’ más adorados y respetados en la historia del entretenimiento deportivo, trascendiendo el nicho de la lucha libre para convertirlo en un ícono de la cultura popular que, incluso, tuvo un libro best seller en los inicios de la década de los 2000s. (https://www.nytimes.com/2001/05/22/books/a-wrestler-who-prefers-the-pen-to-the-pin.html)

Ahora, en esta época digital, no es extraño ver tiktoks, reels, clips u opiniones en video sobre dichos momentos y la WWE está al tanto de ello y continua generando contenido con los protagonistas de esa noche como actores principales y para muestra, un boton:

Hoy Mick, en un video subido por Noelle Foley a Instagram, se ve genuinamente emocionado al ver la estructura metálica que marcó su vida en esa noche de 1998. Con lágrimas en los ojos acerca su mano tímidamente para sentir el frío acero para después abrazar a su hija mientras una versión acústica de Where is my mind acompaña el momento.

Mark Callaway, mientras tanto, ha “dejado” su persona de hombre muerto y ahora hace un show en primera persona donde habla sus vivencias en, y fuera, de los cuadriláteros pero siempre acompañado por la marca WWE, tanto así que estará acompañando a la empresa cuando se presente en Inglaterra para el Money in the Bank de este año.

El combate Hell in a Cell en King of the Ring 1998 elevó el listón para todos los combates posteriores de este tipo, creando expectativas altísimas ya que los competidores saben que un momento dentro de la celda infernal los puede volver inmortales.