En Argentina se dieron las elecciones primarias y se espera la apertura de los mercados para saber a cuánto subirá el dólar. Por ahora, un dólar vale $605 pesos. La situación del país, tanto económica como a nivel inseguridad, provoca que los jugadores elijan otros países para desarrollar su carrera. Además, los clubes venden sus joyas a la primera buena oferta que caiga. De esta manera, el nivel del fútbol argentino se ha ido debilitando.

Una estadística paradigmática: de las últimas series en Copas Internacionales de los argentinos frente a los brasileños, ganaron dos y perdieron 14. Estudiantes, dueño de esas dos victorias, superó a Fortaleza y Goiás, dos equipos que están lejos de ser grandes. El resto de las series, con varias de River y Boca incluidas, fueron todas derrotas. Muchas de esas, en esta temporada de Copas Internacionales.

La semana pasada, River cayó en octavos frente a Internacional, que se encuentra debajo de la mitad de la tabla en el Brasileirao. Argentinos Juniors, equipo sensación, aún jugando mejor se quedó fuera frente a Fluminense. El año pasado, a Boca lo eliminó un flojo Corinthians por penales. En 2021, a Boca y River los borró un tibio Atlético Mineiro, a Racing, Sao Paulo y a Vélez, Barcelona de Guayaquil. Desde 2018, año en que River le ganó la final a Boca, no hay un campeón argentino, y desde 2019, no hay un finalista. ¿Será que la Libertadores es casi imposible?

Por el peso específico de Boca y River, es difícil que ganar la Copa Libertadores no sea su objetivo principal. El Xeneize, a un solo título de ser el máximo campeón con Independiente, quiere recuperar su idilio iniciado en los 2000. El Millonario, que armó un plantel rico en recursos y caro en cuanto a los costos, siente que es un fracaso haber quedado eliminado tempranamente y no se conformaría con otro título. No obstante, el resto de los clubes de Argentina hoy lucen muy lejos de competir seriamente por el título de América, incluidos los grandes como Racing, que aún está vigente en esta edición, San Lorenzo e Independiente.

De esta manera, sacando a River y Boca, a los clubes, desde lo deportivo y no desde lo económico, puede favorecerlos jugar la Copa Sudamericana, que es, a priori, una meta más terrenal. De los siete que entraron en 2022 a esta competencia, cinco pasaron la fase de grupos y hoy, entre los ocho mejores, hay dos candidatos a ganarla, como Estudiantes y Defensa y Justicia.

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Sin embargo, los eliminados se fueron con la frente en alta y compitiendo: Newell’s, con un plantel que naufragó por la mitad de la tabla, estuvo a un gol de mandar la serie a penales frente a Corinthians; San Lorenzo, obra de Rubén Darío Insúa, perdió en el Morumbí tras ganar en Buenos Aires ante un Sao Paulo que mete miedo por los refuerzos que contrató: James Rodríguez y Lucas Moura.

En la Sudamericana, se da un factor que conspira para que sea más pareja: los equipos que entran de Argentina compiten de la mejor manera porque el nivel de la media con respecto a los de Brasil es igual o mayor, pese a que siempre la economía del país vecino le permite sumar figuras, como pasó ahora con Sao Paulo y Botafogo, que fichó a Diego Costa. En 2020, Defensa y Justicia, un club chico del conurbano bonaerense, se consagró por primera vez en su historia en esta competencia. Lo mismo ocurrió con Arsenal, en 2007. Este año, no sería descabellado que la copa vuelva a la Argentina.

En Libertadores, ese sueño de un club mediano hoy es imposible. Las figuras de los brasileños, la mística de los clubes de Paraguay o Uruguay, más alguna sorpresa que pueda aparecer de Colombia, Bolivia o Ecuador, alejan muchísimo a los terrenales. Ojo, para Boca o River, es el máximo objetivo, y a esta altura, el único.