La Selección Argentina cumplió el sueño de todos sus fanáticos consagrándose campeón en Qatar 2022. El equipo de Lionel Messi y compañía pudo romper con un viejo anhelo que llevaba 36 años sin ser conquistado por la albiceleste. Con todo en orden en la absoluta, los argentinos empiezan a ver el vaso medio vacío en las juveniles. Ahora en el año que viene, en el Preolímpico Sudamericano y en los Juegos Olímpicos de París 2024, el combinado de Argentina tendrá la posibilidad de revancha.

Haber ido al Mundial de Rusia 2018 en un nivel muy bajo y que la Albiceleste haya roto una racha de 28 años sin títulos tras su retiro, lo pusieron en el ojo de la tormenta a Javier Mascherano, a quien acusaron, falsamente, de ser desde “mufa” hasta un ancla para la Selección, cuando hasta 2014 era más valorado que Lionel Messi. La necesidad de la sociedad de buscar un enemigo ocasionó críticas hasta a lo que decidió enseñarles a sus juveniles por fuera del fútbol. Por ejemplo, fue reprendido por querer que aprendan inglés.

En cuanto a los resultados, su proceso está dejando mucho que desear. En el Sudamericano Sub-20, ni siquiera pudo meterse en el hexagonal final para clasificar al Mundial. Es decir, quedó por fuera de los seis mejores de Sudamérica un mes después de que la absoluta tocara el cielo con las manos. Como Indonesia fue dada de baja para ser la sede, Claudio Tapia consiguió albergar el certamen en Argentina y la Albiceleste se clasificó por “escritorio”.

En la máxima competencia de la categoría, su equipo tampoco pudo ensamblarse pese a las grandes individualidades que poseía. Un triunfo sin jugar bien frente a Uzbekistán, dos buenas victorias ante Guatemala y Nueva Zelanda y la derrota frente a Nigeria en 8vos de final sellaron su suerte. En los procesos formativos, los resultados son secundarios. Sin embargo, lo preocupante es el modelo de juego que Mascherano le dio a su equipo: frágil atrás y con demasiada posesión intrascendente adelante.

Argentina tiene mucho potencial rumbo a París 2024

Ahora, hay otro torneo de juveniles en el horizonte. Argentina, el próximo verano, jugará el Preolímpico Sub 23 y podría convocar a dos campeones del Mundo, como Thiago Almada y Enzo Fernández, o promesas que militan en el fútbol europeo, como Lucas Beltrán, Alejandro Garnacho, Alejo Véliz, Carlos Alcaraz y Alan Varela. Si estos no fuesen cedidos y hubiese que jugar con futbolistas del ámbito local, contaría con Cristian Medina, Pablo Solari, Federico Redondo y Valentín Barco, entre otros. Es decir, puede armar tres equipos de once jugadores de gran categoría para este certamen, por lo que es una obligación clasificar a los Juegos Olímpicos de París 2024.

Si termina el proceso, Mascherano tendrá la oportunidad de reivindicarse y pelear por una medalla con un equipo que dispone de un potencial muy grande. Ciertas informaciones indican que Lionel Messi tendría ganas de ser dirigido por su amigo y ser parte del plantel que viaje a la capital francesa. Hay que recordar que hasta tres jugadores mayores a 23 años pueden ser parte de la nómina si son cedidos por su club, por lo que no sería utópico ver al 10 peleando por revalidar la medalla de oro que obtuvo en Pekín 2008. Los hinchas argentinos, en su gran mayoría, son exitistas.

La gente sabe el presente y futuro que tienen sus futbolistas y si no rinden al máximo, el señalado, por los antecedentes, será el técnico. Actualmente Argentina tiene la obligación de clasificar a los JJOO y, con la posible presencia de Messi, es la máxima candidata a ganar el oro. Mascherano, lejos de despreciar el resultado, debe tomar esta chance como un desquite y dar el máximo para demostrar su sabiduría.