Tyson Fury festejó su triunfo en un concierto con el DJ Steve Aoki, mientras Deontay Wilder terminó en un hospital con múltiples lesiones
Las reacciones tras la gran pelea de peso completo que nos dieron este sábado Tyson Fury y Deontay Wilder fueron completamente opuestas, tras un combate lleno de emociones, caídas y un fulminante nocaut, en favor del campeón británico, que retuvo su título por tercera vez ante el valiente retador estadounidense, quien luchó con todo su corazón y, aun así, terminó literalmente en el hospital.
Fury logró derribar a Wilder en el tercer capítulo, luego Wilder, prácticamente noqueado, se recuperó y derribó al inglés dos veces en el cuarto y lo salvó la campana. El campeón inglés, entonces retomó el control del combate y hacia el décimo round finiquitó la obra, con un nuevo derribo en el décimo y el definitivo en el undécimo, ante 15 mil 820 espectadores, quienes terminaron felices.
Fury cumple el pronóstico con impresionante nocaut sobre Wilder
Pero eso no fue todo, además del espectacular show que ambos púglies brindaron en el cuadrilátero, la historia continuó. A primeras horas de este domingo trascendió el grado de daño que provocó Fury en el organismo de Wilder, quien cumplió su promesa de un gran combate:
Una vez que bajó del ring, Wilder fue llevado a un hospital cercano a la T-Mobile Arena de Las Vegas, Nevada donde inmediatamente recibió tratamiento para sus múltiples lesiones. Aunque ninguna resultó grave y salió esa misma noche, sí fueron múltiples y dolorosas. Su manager, Malik Scott, reveló:
“Lo llevé a su habitación, después vio a un médico. Todo está bien… se rompió el labio, se rompió la mano, se rompió el dedo, el nudillo, algo así. Pero la vida sigue”.
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La fiesta de Fury con Steve Aoki
Por su parte, Tyson Fury festejó su triunfo hasta altas horas de la madrugada del domingo en un club nocturno de Las Vegas, al lado del famoso DJ Steve Aoki. El púgil, con un párpado y la ceja hinchada, estuvo acompañado por su esposa y su hermano. Incluso canto al público asistente clásicos del Rock como: “Sweet Caroline” de Neil Diamond, “American Pie” de Don McLean y “We are the Champions” de Queen.
Y este domingo, la fiesta siguió en la piscina de la residencia donde se hospedó para la pelea.
Tras su imponente victoria, Fury ya se autoproclamó “el mejor luchador de su era” y tras su trilogía contra Wilder defenderá el título ante el retador obligatorio del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) entre Dillian Whyte y Otto Wallin.
“Fue una gran pelea. No pondré ninguna excusa, Wilder es un gran luchador, me dio una oportunidad por mi dinero”
tyson fury
La prensa británica asegura que el festejo con Aoki, quien formó parte del séquito del campeón en la pelea, terminó a las 3 de la madrugada y Fury pagó una cuenta cercana a los mil 100 dólares en vodka.
Fury entró en el exclusivo club de cinco pisos Hakkasan, ubicado junto al MGM Grand, bajo los acordes de “You Shook Me All Night Long”, de AC/DC, porque es la canción que usa su canción para caminar sobre el ring, con un disfraz de “Gypsy King”. se despojó de su indumentaria y se dirigió a la pista para bailar sin camisa.
Cantó dos piezas y se unió a Aoki en su cabina para continuar el festejo.
Una historia de inspiración
Al subir al cuadrilátero la diferencia de los físicos de ambos púgiles fue notoria y parecía darle una ventaja a Wilder, quien lució un cuerpo perfectamente trabajado en la parte del tren superior. Mientras que Fury lucía “flácido”, con algunos pliegues en la espalda baja, la zona de los tríceps y los pectorales. Las apariencias engañaron y, Fury mostró que estaba perfectamente trabajado para imponerse.
De hecho, Fury compartió su método de dieta y ejercicio en un libro editado en 2020, llamado “The Furious Method”, que contienen también su historia de éxito para lograr el título mundial de peso completo, desde una familia de clase media.
En el libro, Fury cuenta cómo impactó al mundo en 2015, cuando venció al veterano campeón Wladimir Klitschko para despojarlo de los títulos de peso pesado de la AMB, la FIB y la OMB. Pero de inmediato, tuvo que dejar sus cinturones vacantes por problemas de drogas, alcohol y una fuerte depresión, que lo mantuvieron alejado de los cuadriláteros durante más de dos años, prácticamente en la indigencia, desde donde emergió nuevamente hacia el éxito.
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Entonces Fury se recuperó hasta una increíble pelea de regreso con Deontay Wilder en diciembre de 2018 que terminó en un empate por decisión dividida. Hoy Tyson Fury es un embajador de salud mental y donó su bolsa de esta pelea (1 millón de dólares) a personas sin hogar.
El libro explica cómo cualquier persona puede mejorar su salud física y mental para crear una mentalidad de campeones. Y en caso de problemas emocionales, Tyson “te acompaña” para “hacer tu propio regreso para vivir su vida al máximo, luchando en forma, mentalmente restaurado y más fuerte que nunca”.