La situación de la selección italiana de fútbol es única en el mundo. Sin disputar los mundiales de Rusia y Qatar pero con la Eurocopa 2021 en sus vitrinas, la Azzurra está en un momento crucial en cuanto a su futuro. Su entrenador, Roberto Mancini, ha ido cambiando las convocatorias y reemplazando a históricos como Giorgio Chiellini, Gianluigi Buffon o Ciro Inmobile, pero el llamado a un jugador en particular generó revuelo en todo el mundo del fútbol, pues Italia volvió a valerse de nacionalizados.

Mateo Retegui es una de las máximas promesas (o realidades) del fútbol argentino. Juega en Tigre y fue el artillero del pasado torneo local con 19 goles y en el actual lleva 7 goles en 9 partidos disputados. Su buen rendimiento lo llevó a ser nombrado varias veces como posible convocado para la Selección Argentina, flamante campeona del mundo. Sin embargo, el alto nivel de Julián Álvarez, Lautaro Martínez y demás hicieron que sea innecesario buscar algún reemplazante.

El delantero, hijo del laureado entrenador de hockey Carlos Retegui y con ascendencia italiana, recibió el llamado desde el otro lado del mundo para vestir la clásica camiseta azul en los partidos ante Inglaterra y Malta, por las eliminatorias para la Eurocopa 2024. El entrenador italiano explicó que lo citó porque «faltan jugadores que marquen goles». Su convocatoria generó opiniones encontradas, al igual que en México cuando se decide optar por un jugador nacido fuera, pero su rendimiento sorprendió a todos por el corto tiempo que tardó en hacer lo que necesitaban: goles. Anotó dos, uno en cada partido, y más allá de terminar la ventana con una victoria y una derrota, se dio a conocer y mostró su habilidad.

El hecho de que un nacido fuera de Italia estuviese en la nómina de la selección europea conllevó algunas críticas de los mismos jugadores. Francesco Ciccio Graziani, campeón del mundo en 1982, remarcó que hay alternativas de la Serie A y que no hace falta viajar tanto para encontrar goles. «Me recuerda a Andrea Pinamonti. El delantero del Sassuolo tiene una gran calidad, no entendía qué sentido tiene llevar a Retegui cuando lo tienes en Italia». Es entendible que los mismos italianos quieran defender a sus jugadores, pero la nacionalización no es algo nuevo en su selección. De hecho, es algo bastante común por razones que sobrepasan lo deportivo…

Italia: la historia detrás de los nacionalizados

Desde 1880 hasta 1914 hubo una gran inmigración de italianos a América. Ya sea por la búsqueda de mejores oportunidades que en su tierra o por escapar de la fatal Primera Guerra Mundial, los europeos viajaron para vivir una mejor vida. Con políticas migratorias favorables, países como Argentina o Uruguay se vieron colmados de italianos, tanto que en 1895 el censo en Argentina arrojaba que el 49% de la población tenía ascendencia del país de la pizza.

Los jugadores extranjeros siempre fueron protagonistas en la selección de Italia. Tanto que en 3 de sus 4 títulos mundiales tuvo dentro de su plantilla a jugadores nacidos fuera de su nación: Monti, Orsi, Demaría y Guaita fueron campeones en 1934 a pesar de ser argentinos, además de Borel y Guarisi, francés y brasileño respectivamente; Miguel Andreolo fue el guardameta que alzó la Copa Jules Rimet en 1938 más allá de nacer en Dolores, Uruguay y, por último, Mauro Camoranesi jugó 5 de los 7 partidos que llevaron a Italia a levantar su último mundial hasta ahora, el de 2006. Sin ir más allá, Rafael Tolói, Emerson y Jorginho nacieron en Brasil y son internacionales frecuentes con los Azzurri.

La historia de la selección de fútbol de Italia se ve atravesada por su expansión a nivel global. Roberto Mancini lo sabe, y más allá de haber declarado que solo deberían defender el escudo los que nacieron allí, el deporte moderno lo está haciendo expandir sus horizontes. Tuttosport lanzó una lista de 50 jugadores que tienen pasaporte italianos a los cuales el cuerpo técnico tendría en carpeta para próximas convocatorias. “Los demás lo hicieron, a menudo tomando jugadores que habíamos ayudado a desarrollar y madurar, así que ahora nos adaptaremos y haremos lo mismo”, sentenció el DT cuando fue consultado días atrás, y tiene su lógica. El tiempo y los resultados juzgarán si la jugada funciona como lo hizo a lo largo de la historia del fútbol italiano.