El equipo sensación de toda Italia es el Bologna de Thiago Motta. Una squadra muy vistosa y a la vez, difícil de enfrentar por su poco tradicional estilo de juego. El famoso “2-7-2” del entrenador le da ese toque especial a un plantel con jugadores prometedores para un futuro cercano.

Después de retirarse en 2018 con la camiseta del Paris Saint-Germain, Motta llegó a la capital de la Emilia-Romagna con la idea de formar un once competitivo para la Serie A a pesar de tener en su filas a muchísimos jóvenes que quizás no eran tenidos en cuenta en otros clubes europeos o que en la propia institución no habían podido explotar. Sus ideas, de principio, fueron reflejadas en un estilo de marcada verticalidad, polivalente y con posesión acompañada de velocidad. Entonces, si se lo compara, ¿es “mourinhista”? Se trata de una etiqueta que seguramente le debe gustar.

Parece raro que un esquema sea planteado con 11 jugadores, porque generalmente se nombra a 10 ya dando por sabido que el arquero estará bajo los tres palos, pero para Motta, el guardametas es uno más. Salida desde el fondo del campo fundamental para construir el juego. Un defensor central marcado y el otro se une como volante central defensivo. Los laterales parten a la zona de la mitad de la cancha, lo que los transforma en mediocampistas. Otros cuatro, conforman los determinados “7 volantes”. Por último, un delantero centro claro y otro que lo acompaña rotando desde derecha a izquierda.

“El portero es el que empieza la jugada, con el pie, y los delanteros los primeros que tienen que hacer la presión para recuperar la pelota”, explicó el entrenador italobrasileño.

La función de tal centrodelantero es fundamental. El neerlandés Joshua Zirkzee no sólo juega dentro del área, también se asocia alejándose del arco, que parece tenerlo tatuado. El exdelantero del Bayern Múnich tiene variedad de recursos. Es el típico atacante al que le gusta salir y no solo pivotea, porque intenta crear juego hacia los carrileros, que tienen la labor de siempre ser opción de pase en profundidad a la espalda de la defensa rival. En la actualidad es el máximo goleador del club y los dirigentes tendrán que negociar por su joya, que ya es tenida en cuenta por Ronald Koeman para calzarse la camiseta naranja de los Países Bajos con sólo 22 años. 

Karl-Heinz Rummenigge, dirigente de la Máquina Bávara, dijo a La Gazzetta dello Sport que siempre lo ha visto jugar bien pero su mala suerte es que tenía delante a Robert Lewandowski. “Hemos contratado a un nuevo director deportivo, Max Eberl, y no sé si la cláusula la activaremos o no”, agregó.

Pero no todo es atacar, también hay que defender: en ese momento, acostumbran a formar 4-2-4 obligando a los delanteros a realizar el trabajo “sucio”. Pocos son los atacantes que corren, presionan, molestan… pero Thiago Motta es fiel creyente que toda recuperación de balón para crear juego primero comienza desde un buen trabajo defensivo de los propios delanteros. La intención es clara: forzar el juego directo del contrario o un posible error por dentro que pueda generar peligro.

Esos dos centrocampistas deben acompañar a los cuatro de arriba que intentan recuperar. El DT exige que estén cerca del área adversaria para achicar espacios, ayudar a sus compañeros y concretar.

¿El Bologna de Thiago Motta es un equipo atípico? ¿Está imponiendo una idea de juego para el fútbol moderno? Tiene el mejor puntaje de la tesis de la licencia FIFPRO por encima de Andrea Pirlo; las victorias lo avalan. Los resultados lo acompañan, va en busca de un lugar en la Champions League, lo que sería un hecho histórico. ¿Podrán hacer historia en la campaña?