Siete. Esa es la cantidad de encuentros que lleva México sin poder vencer a los Estados Unidos, que en esta oportunidad se quedó con un nuevo trofeo para su vitrina. El equipo de Jaime Lozano alcanzó cómodamente la final pero luego no pudo con su par fronterizo, que lo superó por 2-0 y estiró su invicto ante el Tri, además de sumar un título, la Liga de Naciones de la CONCACAF, de cara a lo que será la próxima Copa América, a disputarse en junio/julio en suelo estadounidense.

Ya van más de tres años desde que el fatídico resultado se repite una y otra vez. Las aplicaciones estadísticas marcan que desde el 6 de septiembre de 2019 que los Estados Unidos vence o le empata a la selección mexicana. El escenario de este nuevo clásico fue el AT&T Stadium de Texas, y el 2-0 refleja lo que ha sido el partido de principio al final. Un arquero sorprendido en el primer gol, una delantera con más ganas que recursos a la hora de anotar y un entrenador que tambalea más allá del apoyo de los jugadores mexicanos son los principales culpables de una nueva derrota ante los Estados Unidos.

Los tantos de Tyler Adams y Giovanni Reyna cayeron como la triste realidad: el Team USA aparece 13° del ranking FIFA, mientras que México ocupa el 15°. Además, el once titular de la final de la CONCACAF Nations League de los Estados Unidos estuvo conformado por jugadores con nivel europeo, mientras que siete de once mexicanos militan en clubes del viejo continente. Lo único en lo que México supera a EE.UU. es en cantidad de técnicos en estos últimos años.

Ya que la FMF sólo cedió el control a tres entrenadores mientras que en los estadounidenses fueron cuatro hasta la vuelta de Gregg Halter, uno de los más longevos en la historia de la selección. Jaime Lozano es el último en la dinastía de los tres entrenadores de México que no puede ganarle a los Estados Unidos, luego de los argentinos Gerardo Martino y Diego Cocca. Criticado arduamente en redes sociales por propios y extraños, los primeros que salieron a respaldar su trabajo y pedir por su continuidad son sus jugadores, que confían plenamente en su proyecto hasta, por lo menos, la Copa del Mundo 2026 que se disputará en Norteamérica.

Lejos de ser la primera vez en que los aficionados mexicanos le gritan a un portero la palabra que comienza con P, esta vez se hizo efectivo el protocolo anti-homofóbico propuesto por la FIFA. En esta final no fueron una sino que dos las veces durante los últimos 10 minutos de juego, algo inusual y hasta casi engorroso para la continuidad del encuentro que, desde el primer gol de Estados Unidos, ya estaba definido.