Portar el número 10 del Manchester City era un desafío interesante que se le presentó a Wilfried Bony. Afortunadamente supo hacerlo y escribir su nombre en la historia del club y de la Premier League. Quedó en la memoria de los hinchas por sus gambetas y definiciones elegantes, pero poco a poco fue perdiéndose entre la multitud de jugadores profesionales y terminó su carrera en el continente americano.

Una carrera que comenzó a formarse y ser conocido en el Sparta Praga en el año 2008 hizo que Bony pueda crecer. El atacante, para el 2010, año mundialista, ya había conseguido dos títulos con el club: la liga local y la Supercopa de la República Checa. Su desempeño estaba en constante desarrollo y no le bastó para conseguir un lugar para representar a Costa de Marfil en la cita mundialista, pero sabía que en algún momento le tocaría vestir los colores de su nación. Él confiaba en sus aptitudes.

Tras jugar la Europa League, algo importante para el club de Praga, Bony tuvo ofertas de varios clubes, pero eligió vestir los colores del Vitesse Arnhem de la Eredivisie. Según Transfermarkt, la negociación fue por 4M, algo que para un equipo no tan poderoso de Países Bajos era una inversión.

El marfileño pagó con goles: hizo 9 en su primera temporada y quedó como máximo goleador de la liga. Empezaba a agarrar confianza y sus compañeros sabían que tenían al lado a un habilidoso pero goleador delantero.

El duelo fuerte para el Vitesse era con Ajax, el más grande del país, y Wilfried Bony no se achicó: le hizo dos y le dio 3 valiosos puntos. Por otro lado, contra el Heereveen demostró su mentalidad fuerte y empató el encuentro con un hat-trick. Bony estaba para mejores cosas. Con 31 goles en la institución, el delantero puso la firma en el Swansea City de la Premier League y dejó el Vitesse por 12M.

Los Cines buscaban un referente en el vestuario y un emblema ofensivo que luche contra el mundo, y para eso estaba Wilfried. En este club también vivió momentos de gloria al destacar con 34 goles en 70 partidos. Tenía el arco entre ceja y ceja. Los periódicos ingleses lo nombraban y los rumores de su salida aparecieron rápidamente por sus grandes actuaciones en menos de dos temporadas: el millonario Manchester City lo quería, y cuando de dinero se habla, hay veces que no se le puede decir que no…

Wilfried Bony legó como la estrella que todo el mundo hablaría, pero no fue todo color de rosa: la presión de estar en un club de jerarquía superior y algunas lesiones le impidieron estar en su mejor versión. Además, la competencia interna también le jugó en contra y nunca pudo demostrar el nivel que los hinchas Cityzens creían. Marcó 10 goles en 32 partidos jugados. La negociación, pensando del lado del City, había sido errónea, pagaron mucho dinero por alguien que no lo valía. Bony nunca pudo revertir la situación y las cosas nunca salieron como se esperaba. La 10 le pesó y Wilfried tuvo que buscarse otro equipo.

Navegó por varios equipos a partir del 2018 y en ningún lado encontró un lugar estable. Qatar, Arabia Saudita y el regreso a Holanda tampoco le resultó cómodo. Un inesperado fichaje en Bolivia revolucionó los medios de aquel país y de todo América, ya que un jugador que estuvo en la élite venía a intentar ganar la Copa Libertadores con su equipo, Always Ready.

Llegó libre, con kilos de más, poco ritmo y muchas dudas. Jugó dos partidos con la casaca blanca y roja y los hinchas no estuvieron a gusto. El africano se encontró en una situación muy rara e inesperada ya que fue borrado por el club con el motivo de su físico. “Bony llegó al club algo excedido de peso y estará habilitado para jugar el campeonato local a partir de junio”, explicó el Pampa Biaggio, el director técnico argentino que dirige al Albirrojo. El nacido en Bingerville llegó en condición libre y no pudo dejar ni siquiera una pincelada de su arte ya que casi no tuvo minutos. Los años pasan para todos y todo indica que Bony está en las últimas páginas del libro que narra su trayectoria…