Evaluar el desempeño de prospectos con estadísticas, el “Moneyball” de los Atléticos de Oakland, es perfeccionado por Cleveland o Tampa Bay
Pese a que el béisbol es un deporte de tradiciones, la introducción del “Moneyball” por los Atléticos de Oakland a inicios del siglo cambió la forma de evaluar jugadores basados en el concepto de “ineficiencias del mercado” y revolucionó la operación de personal de los equipos de béisbol, enfocados en aspectos financieros además de deportivos.
Pero el modelo poco a poco está siendo replicado e incluso mejorado en otras ciudades, muy lejos de Oakland, dos de las más destacadas en los años recientes son el de Cleveland y Tampa Bay, que están enfocados en aspectos específicos del juego de pelota: el pitcheo en el primero y el bateo en los campeones de la Liga Americana. Kiley McDaniel, un experto en Grandes Ligas que labora como analista en ESPN.
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El modelo de lanzadores
La tradición indica que los cazatalentos se enfocan en ciertos aspectos en el desarrollo de lanzadores jóvenes basados en sus cualidades físicas:
“Que midiera más de 1.80, pese alrededor de 90 kilos, con un buen desarrollo muscular en los hombros y que sea propenso a aumentar entre 10 y 15 kilos hacia sus 25 años. Si desarrolla lanzamientos rompientes a una edad temprana tendría todos los requisitos para convertirse en un lanzador de primera línea.
“La velocidad del brazo se logra desarrollando la fuerza física y es parte natural de su desarrollo como profesional, por lo que el enfoque está en pulir su repertorio natural y basarse en el atletismo como la piedra angular de su trabajo. Además, se debe enfatizar el trabajo en el control y el dominio emocional”.
Como ejemplo de este modelo, están en el Salón de la Fama Clayton Kershaw (séptima selección general en 2016 de una preparatoria del área de Dallas.
En cambio el modelo de Cleveland ha desarrollado una interesante generación de lanzadores:
- Shane Bieber (122º general en 2016),
- Aaron Civale (92º general en 2016),
- Zach Plesac (362º general en 2016) y
- James Karinchak (282º general en 2017).
El modelo en este equipo se basa en un enfoque diferente para los cazatalentos y el desarrollo de los prospectos, sin importar que no fueran altas selecciones del Draft. Explican que los grandes prospectos ya tienen un mercado y un precio, que complica las aspiraciones del equipo, por lo que comenzaron a usar datos para reclutar pitchers que podrían desarrollar.
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Bajo este precepto, encontraron que el desarrollo atlético no es determinante para el comando. Así ayudaron a mejorar a lanzadores de poco o nulo interés para mejorar su repertorio: perfeccionar otros lanzamientos, aumentar la velocidad o el control. Usaron la tecnología para medir mejor qué tan bueno era un lanzamiento, sin que la proyección física determinante para considerar bueno o no a un pitcher.
Así, pudieron tomar jugadores con un desempeño más natural, de rendimiento promedio, que lanzaba muchos strikes. Estos pitchers no eran atractivos al resto de los equipos, como prospectos principales y así, cuando elegían a los grandes talentos al inicio de los reclutamientos, Cleveland se enfocó en lanzadores de segundo nivel en las evaluaciones.
Si bien el modelo ya comenzó a ser replicado en otros equipos, aun no logran hacerlo tan eficientemente como Cleveland. Por ello, se dieron el lujo de elegir en el Draft de 2019 a un derecho egresado de preparatoria que podía lanzar a 100 mph. Al no ser material proyectable por sus características físicas el equipo pudo tomarlo por considerarlo un diamante en bruto, pues fue elegido además por su repertorio que por su potencia. Dos años después, aunque todavía es un prospecto, su precio ha aumentado.
Los bateadores de los Rays
Mientras tanto, los Rays de Tampa Bay, un mercado pequeño, tradicionalmente perdedor, que “de repente” se metió a la Serie Mundial el año pasado, lo hizo gracias a crear el mejor sistema de fincas del béisbol. Su plan implica tener profundidad en sus jugadores capaces de conectar bien la pelota, que por momentos parecía que no había espacio para dejarlos jugar a todos.
Su prototipo son jugadores que dominan el infield y que la mayoría de los equipos desdeñarían para el campocorto, porque además no tienen mucho poder, pero que destacan por su capacidad para batear.
El perfil de la posición en las Mayores es de jugadores más pequeños que el promedio, con brazos más cortos, esto es igual a menos potencia natural para mandar la pelota lejos. Pero lo que no se había considerado es que su camino para alcanzar la pelota es menor, lo que facilita el contacto. El entrenamiento implica en enseñarles a los buenos bateadores, con poca potencia a batear para ganar potencia.
En cambio, los cazatalentos buscaban grandes atletas, de estatura y talla física e ignoraban a los chicos hábiles, pero con poco poder.
La teoría dice que la clave reside en elegir lanzamientos correctos. Pero con la moda implementada por los Rays, ahora se enfoca en los jugadores que tienen esta habilidad para detectar lanzamientos, en lugar de enseñarles a los bateadores a identificar el momento adecuado para soltar los brazos. Pero además de esta habilidad, que sean buenos para decidir qué pelotas perseguir.
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Para ello, se miden los porcentajes de contacto, junto con algunos atributos físicos como fuerza física y la velocidad para sacar el bate. Si un jugador con grandes habilidades de contacto no consigue muchos boletos, es posible enseñarle a elegir mejor. Eso es más fácil que enseñarle a un “Adonis” cómo y cuándo batear.
Esta era una señal para los cazatalentos de antaño, que no contaban con datos y era muy sencilla: los bateadores batean.
Los Rays analizan los datos de rendimiento universitario, enfocados en la disciplina del plato, en lugar de las herramientas físicas. Este es uno de los preceptos del “Moneyball”. Ahora los Rays eligen prospectos de “jugador de brazos cortos” con algo de valor defensivo o poder natural.